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sábado, 3 de abril de 2010

se hunden de sol y a cada minuto vuelven a competir por ganar su pérdida. Se han quedado ciegos y desnudos mientras se rozan sus intimidades, la vergüenza no les permite admitir el fallo y la impotencia de sus ojos. El gran baile ha comenzado y por una fortuna despreciada por sus cuerpos escuchan como crujen sus pasos en el infernal hielo, jamás tendrán calor ya... es su condena hasta que vuelvan y de gusanos se vistan o hasta que uno envidioso de fatuo acero los embista...

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