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viernes, 5 de marzo de 2010

EL AVE Y SU DECESO


EL AVE Y SU DECESO
Maldita es la felicidad fatua que dispara contra el ave negra.
Cruce varios delirios, en el tuyo caí del barranco, piel de labios húmedos, y morí delirando que te besaba eternamente navegando por el estigio. Carón cantaba en susurro nuestra marcha fúnebre y la sangre, lágrima de vida, hervía y ardía las entrañas como cuando nos escapamos de ese hipócrita paraíso del que todos hablan. Jamás hemos de volver. De calles sombrías están hechos los mejores matices para este negro amanecer donde por fin somos uno al encontrarnos. A veces creemos que el amor es como lo pensamos y no es así. Los sueños se hacen cada vez más largos junto con los recuerdos de esa la decepción más cándida y azul que siempre está pero jamás se la siente. La ironía del viñedo que un día nos embriago hoy es la heroína que recorre las venas de aquel destino que no queremos oír. El añejo de los besos pasados es ahora licor de recuerdo y no ha pasado mucho. Es el momento justo para que tu silencio sea marcha fúnebre en el espacio de color moribundo, los esqueletos de las aves que no pudieron llegar son los más bellos adornos para tus ojos; ríes mientras lloras, qué dulzura.
Y en la plenitud de sus labios ebrios de mentira, me amaba sí, pero era de tal esplendor su calma, que dio muerte a los mares del deseo. Y así nació la arpía matando de luz, creyéndose del más puro y mórbido incesto, una virgen alada, y luego, víctima del pertinaz arquero.
Admirando la gran pirotecnia, que hace lucir a este un hermoso hades, el momento mutuo que nos vio con antropófago placer, agoniza inevitablemente, ¿Quién ha de visitarlo en las horas de su recuerdo? El consuelo es un epitafio mal escrito, es la daga que nos viste de lo que somos ahora... el alimento de la más calma nada... el camino gastado al parecer se derrumba, al fin, podemos vestirnos de una nueva luz, la oscuridad también nos da de beber espacios, los ojos secos, vierten ya sus últimas reservas de odio, el pecado cobra sentido hoy por hoy, la carroña del ayer es la estatua pútrida que dimos de comer al hermoso cantor de lluvias y nubes negras, decir que hoy es hermoso es la vitamina que al prohibido alimenta... y despacio caímos en ese líquido viscoso que paraliza los momentos tu y yo a centímetros de tocarnos, para siempre vivos pero solo nos vemos, y así, para siempre morimos juntos...

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