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martes, 30 de noviembre de 2010

LOS OJOS DE LOS DIABLOS


Los ojos de los diablos.

He preferido caminar con el miedo en el silencio del lunes...

El demonio me esperaba en la siguiente esquina con la silueta avejentada y con el poder más niño, al encontrarse su mirada carece ya de felicidad, al parecer la ha encontrado en la melancolía de sus recuerdos acerca de colores macabros, ritmos somnolientos, bailes demasiado eróticos, puñaladas de color y frutas calcinándose de paranoia. Como es su estirpe las jugarretas, me ha ofrecido la primera manzana llena de miedo; el fuego produce en mí una admiración vacía que muchos odian, otros temen, más a mí no me causa más efecto que el del gusto. Ahora el diablo mira a todos lados, los autos le alertan, los perro le hacen brincar y habla de dios fervientemente, al parecer lo extraña, me ha contado ya tres parábolas terminando siempre con un amén presuntuoso de humildad contenida, una maldad acariciada por delincuentes y asesinos de bronce, yo lo escucho me gusta saber cómo es cada mente incluyendo la más perturbada, la más sufrida. A medida que el tiempo camina el amedrentado continua su peregrinación de temor y parece que por momentos me olvida y me piensa como otro, como aquel que lo expulsó por haber heredado sus "cualidades" definitivamente lo extraña, para él han pasado ya varios siglos y en sus ojos ahora hay teatros y óperas sinuosas donde él es el primer y último personaje, ha empezado una nueva parábola, me ha parecido sermón y se ha ofendido un poco, ahora por primera vez fruncido me pregunta: ¿Es qué acaso no tienes miedo? yo he levantado el lado izquierdo de mi boca como queriendo sonreír le he dicho: Para nada, escogí jamás temerle a ninguno de los dos... me he retirado a descansar y a lo lejos lo vi sentarse en una vereda diciéndome como augurio: AMÉN...

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