"EL AVE QUE CAE"
...A Ana María Varea, colibrí...
Visité con mi padre el circo de la plaza lleno de ansiedad y un poco de adrenalina, siempre me gusto lo inusual y lo inexplorado, el morbo que le causa la magia a uno, el asombro de la gente en los números de riesgo, el olor a la seguridad que nunca nada podría salir mal.
A pesar de no parecer educativo, entreveo varios mensajes subliminales donde me enseñan a ser una " mejor persona ". Me divierto sanamente y río de la manera más sincera que pueda caber.
En un cielo de celestial amnistía, los puntos de su existencia se edifican al contorno de un soplido en " la " menor y la única nube con que se tapa baila perfecta, alas de vida. Empiezo a divisar un paraje lleno de posibles universos; el de la libertad volando en una tela, viviendo de eso. La música sube de tonalidad y existen varios compaces de suspenso y poesía. El ave magnífica ya ha cautivado todo el presente, se enrreda y desenrreda como ama y señora del cielo. hay momentos muy suaves, hay figuras corpóreas muy delineadas con el pensamiento. Recurre a mí nuevamente el grandioso sueño de volar a una posibilidad más justa, a una sola... Otra vez sube de intensidad los acordes y creo firmemente en la esperanza y el derecho a peliar por ella, por la verdad y la felicidad. Mi padre mira todo desde un punto de vista más simple, aburrido a mi pensar, para él solo es el circo. Me olvido rápidamente de él y sonrío inconcientemente. Me preparo firmemente para aplaudir y cantar mis manos por el ave y sucede lo inesperado...
El ave envuelta en su nube cae. Injusta y lentamente cautiva ahora al futuro. Duerme despierta por largos momentos de siglos en su mente. Nos piden que nos retiremos con calma pero aprisa. Estoy lo que se llama en " shock ". Miro muchos colores alrededor de una sola luz. Las alas besan el piso. Salgo y vuelvo a la plaza.
Hubiera querido preguntarle a mi padre si él cree que está bien, si no se lastimó, pero preferí evitarlo...Él no sabe de estas cosas.
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